El material fue filmado en el famoso campo de exterminio nazi de Stutthof en Polonia, donde murieron alrededor de 65,000 personas.
Entre
el grupo de inconformes lo encabezan integrantes de defensa judíos,
quienes exigen saber los mótivos por los que se permitió filmar allí un
vídeo de personas desnudas que jugaban al escondite
El creador de este filme, el artista Artur Żmijewski, desató las críticas e indignación de la comunidad judía cuando el video fue parte de una exposición en el Museo de Arte Contemporáneo de Cracovia.
Las
imágenes muestran hombres y mújeres desnudos que se persiguen
jovialmente alrededor de una cámara pequeña, sombría y hormigón.
De acuerdo a investigaciones las capturas fueron realizadas en el citado campo, cerca de Gdansk, sitio donde los nazis asesinaron a unos 65.000 prisioneros durante la Segunda Guerra Mundial.
Entre
otras revelaciones, se encontraron evidencias sobre el origen de unos
jabones, creados por el maníaco Dr. Rudolf Spanner quien usó grasa
humana de cadáveres para su realización.
Ante
tales evidencias, no se explícan, especificamente la Organización
de Sobrevivientes del Holocausto en Israel, en el Centro Simon
Wiesenthal y otros grupos de judíos como es que el artista, Żmijewski
obtuvo una licencia para obtener imágenes donde tantas personas murieron
de forma tan cruel.
Por
tal motivo, en una carta conjunta al presidente Andrzej Duda,
cuestionaron sobre dichos permisos de los administradores de esa zona
en Stutthof, así como la cuestión; en que reglas y normas se basaron
para poder obtener dicho material
El Centro Simon Wiesenthal también exigió saber si se había llevado a cabo una investigación sobre el rodaje.
El video se utilizó por primera vez como parte de una exhibición de 2015 titulada "Polonia, Israel, Alemania". La experiencia de Auschwitz ".
El
Museo de Arte de Polonia no dió explicaciones totalmente claras, afirmó
que tal material fue inspirado "en una parte de la história guardada
celosamente y casi "intocable" por ser parte de recuerdos demasiado
dolorosos".
"Berek es sobre cómo podemos comprometernos con esta historia brutal y trabajar con la memoria impuesta" agregó
"Se puede tener acceso a la historia y tratar de liberarnos del trauma"
Ante tales protestas de grupos judíos ,
el Museo se vió obligado a retirar dicha exposición, sin embargo esta
decisión no fue permanente ya que fue reinstalada mediante la consigna
de la defensa de la libertad de expresión artística, de acuerdo a un informe de el Times of Israel.
En tanto una de las opiniones que corroboró estas protestas fue la de Efraim Zuroff del Centro Wiesenthal, quien añadió "Es lo más repugnante que he visto en mucho tiempo".
Además agregó "Mintieron sobre eso. Es simplemente repugnante y un insulto total a las víctimas y a cualquier persona con algún sentido de moralidad o integridad ".
Cabe
mencionar que, Stutthof fue el primer campamento establecido fuera de
las fronteras alemanas, en septiembre de 1939, y uno de los últimos
campamentos liberados por los Aliados, en mayo de 1945.
Otros datos revelan que cerca de alrededor de 110,000 personas entre hombres, mújeres y niños de 28 países fueron encarcelados en ese lugar.
Los obligaron a trabajar en su fábrica de armamentos, así como de ladrillos y granjas locales.
Cerca de miles de los 100.000 prisioneros encarcelados allí fue por epidemias de tifus que invadieron el campo en los años de 1942 y 1944.
Los que encontraban
demasiado débiles para trabajar fueron asesinados por medio de gas por
medio de los perversos guardias o los médicos del campo les ponían inyecciones letales
Otra historia espeluznante que se desprende de todas estas muertes perversas son los jábones hechos a través de cadáveres humanos. De acuerdo a información de The Sun.
Auschwitz, comienza la exposición, en la intemperie, con un vagón original de los que el régimen de Adolf Hitler utilizó de 1940
Una
lata de Zyklon B, una máscara de gas, un barracón, una mesa de
operaciones, una maleta y correspondencia de prisioneros son algunos de
los 600 objetos de "Auschwitz. No hace mucho. No muy lejos", una muestra que se estrena mañana mundialmente en Madrid y que condensa el horror nazi en 2 mil 500 metros cuadrados.
La célebre cita de George Santayana abre las puertas del Centro de
Exposiciones Arte Canal en los que se concentran la historia y los
horrores del campo de concentración nazi más famoso e infame y, también,
el más grande.
Tan
solo el Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau, que comprende los campos
Auschwitz I y Auschwitz II-Birkenau, declarado patrimonio de la
humanidad por la Unesco en 1979, comprende 191 hectáreas, sin contar el
tercero de los campos, Monowitz.
En
total, 40 kilómetros cuadrados de la Polonia ocupada, un perímetro en el
que se encontraban otros cerca de 50 subcampos y comandos externos
donde se explotaba a los prisioneros como esclavos, construidos entre
1942 y 1945 en las inmediaciones de Auschwitz.
Ahora,
la esencia de esa vasta extensión que se empezó a construir en 1940 y
en la que fueron asesinadas alrededor de 1,1 millones de personas de los
1,3 millones de deportados, llega a Madrid como único destino español
de una exposición internacional que viajará a otras trece ciudades
europeas y americanas.
"Esta
exposición es una forma de llegar a esas personas que no se pueden
permitir hacer un largo viaje para visitar el Museo Estatal de
Auschwitz-Birkenau", explicó Piotr M.A. Cywinski, director del museo
polaco, y resaltó la importancia de este proyecto "ahora que está creciendo el antisemitismo, la xenofobia y el neonazismo".
Propone
este recorrido, creado por Musealia en colaboración con el Museo
Estatal y otra veintena de instituciones y colecciones privadas, no solo
desde el punto de vista "histórico", sino desde el "ético": "Es mucho más que hechos y datos, habla sobre la ética y la moralidad de nuestra sociedad".
Así,
"Auschwitz. No hace mucho. No muy lejos" comienza en la intemperie, con
un vagón original de los que el régimen de Adolf Hitler utilizó de 1940 a
1945 para transportar a judíos, romaníes, prisioneros de guerra
soviéticos y homosexuales.
Durante
las deportaciones a Auschwitz se llegaba a hacinar a 80 personas en
cada vagón, en una superficie de apenas 20 metros cuadrados. Los trenes
regresaban sin seres humanos, pero cargados con sus posesiones.
Es,
precisamente, uno de esos objetos los que abre la muestra: un zapato de
mujer rojo muy simbólico por su elegancia, ya que da cuenta de que su
propietaria no sabía dónde iba a ser trasladada porque, de haber sido
consciente, no habría llevado un calzado tan refinado, explican desde la
organización de la exposición.
"La
muestra empieza con el zapato porque queríamos representar la dignidad
humana de la víctima. En Auschwitz tenemos más de 110 mil zapatos, pero,
si se ven en una masa, no representan la humanidad única de cada uno de
los propietarios de esos zapatos, que tienen una historia y una vida
que contar", comentó Cywinski.
Una
cuna de bebé, una manta empleada en la Marcha de la Muerte desde
Auschwitz, una maleta, uniformes, gafas, latas de leche condensada y
correspondencia de los prisioneros comparten espacio con un barracón de
Monowitz o una litera de tres alturas.
Y,
en contraposición, vestimenta de miembros de la SS de Auschwitz, un
juego de mesa antisemita Juden Raus, una lata de gas Zyklon B o una
reproducción a escala real de la puerta usada en las cámaras de gas 2,
3, 4 y 5 del campo.
"Auschwitz",
que se podrá visitar en Madrid hasta el 17 de junio de 2018, cierra su
emotivo recorrido a través de 25 secciones -dedicadas algunas, también,
al contexto histórico anterior a la Segunda Guerra Mundial-, con un
poema de 1971 de la escritora francesa Charlotte Delbo, superviviente
del campo, adonde fue enviada por ser miembro de la Resistencia.
"Tú
que pasas por aquí/ a ti te ruego/ que hagas algo/ que aprendas un paso
de baile/ algo que te dé el derecho/ de estar vestido con tu piel y tu
vello/ aprende a caminar y a reír/ porque no tendría sentido/ a la
postre/ porque son muchos los que han muerto/ mientras tú sigues vivo/ y
no haces nada con tu vida". Con información de EFE.
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