Fue en el año 2002 que Melissa metió a su hija menor en el horno, prendió el calor y cerro la puerta.
Ashely sólo tenía 14 meses en ese entonces.
Ya ha sido sometida a 28 operaciones después del trauma, y las cicatrices en sus brazos y en la frente todavía se ven claramente.
Melissa se declaró culpable y fue sentenciada a 25 años de prisión por intento de asesinato. Aunque al principio dijo que todo había sido un accidente, pero fácilmente pudieron probar que esto no había sido un accidente.
Esto dejó a Ashely consternada y en shock. Ella no quiere que du madre salga de la cárcel.
Alguien que no está de acuerdo es la hermana mayor Melissa. Ella tenía ocho años cuando pasó lo terrible y además lo vio ocurrir.
Ella ha visitado a su madre y opina que ha cambiado.
”Yo no la detesto, no la amo yo no la quiero ver”, dice Ashely en una entrevista. Aunque ha perdonando a su madre no confía en ella.
Ashley ahora tiene 15 años y va al bachillerato. Ella creció con su tía y tío, y los llama mamá y papá.
Afortunadamente el juez se opuso a que dejaran a Melissa en libertad condicional a la mitad de su sentencia.
Aunque las cicatrices todavía se ven Ashley es luna luchadora que ha seguido con su vida. Su sueño es ser cirujana pediátrica cuando sea grande.
Me alegra que no soltaron Melissa después de todo lo que Ashley ha sufrido y no me parece que elle debe vivir aterrorizada de su madre.
Por supuesto espero que le den la ayuda que Melissa necesita, porque ninguna persona sana metería a su propio hijo a un horno.
Pero no la deberían dejar salir de la cárcel hasta que con seguridad sepan que no es peligrosa.
Aquí puedes ver le vídeo sobre lo terrible que ocurrió:
¡Si quieres puedes compartir el artículo con tus amigos de Facebook si también opinas que las sentencias de este tipo de crímenes deberían ser más altas!
No hay comentarios