Atraídos por el valor comercial del marfil, los cazadores furtivos están diezmando la población de elefantes en Mozambique. En lo que va de año, 110 de estos animales fueron abatidos en la reserva de Niassa, el mayor área de conservación del país, ubicado en las provincias norteñas de Cabo Delgado y Niassa. El número de ejemplares ha pasado de 3.675 en 2016 a entre 1.200 y 1.600 en la actualidad en esta zona, según un censo aéreo gubernamental y un cálculo de esta reserva, lugar de conservación donde se encuentran estos mamíferos placentarios. Este estado africano es uno de los más afectados por la actividad de los cazadores furtivos y el tráfico ilegal de marfil.
El elefante africano de sabana (Loxodonta africana) está considerado como una especie en peligro de extinción por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES, en su siglas en inglés). Sin embargo, entre enero de 2010 y septiembre de 2017 se han incautado 29 toneladas de marfil procedente de Mozambique, según datos recientes de la Agencia de Investigación Ambiental (EIA por sus siglas en inglés). CITIES anunció el pasado viernes el cierre del mercado nacional de marfil en China, que tendrá lugar a finales de 2017. El año pasado, 183 países de la convención solicitaron el cierre de aquellos mercados de marfil en aquellos lugares que contribuyeran a la caza furtiva y al comercio ilegal de este material.
En lo que va de año se han registrado 271 elefantes muertos en todas las áreas de conservación de Mozambique por cazadores, aunque la cifra real puede ser mayor, según ha comunicado la Administración Nacional de las Áreas de Conservación (ANAC). La semana pasada, 14 ejemplares fueron abatidos y sus cuernos arrancados, ha advertido la Alianza para la Conservación del Niassa, organización no gubernamental que vigila un tercio de la reserva.
“Estamos satisfechos de ver como muchos países han hecho caso a la petición. Todavía hay motivos para tener esperanza”, ha señalado el secretario general de CITES, John E. Scanlon. Scanlon ha detallado que la caza furtiva en el este de África ha alcanzado cifras anteriores a 2008 y en el centro y oeste de África “los niveles permanecen demasiado altos”. No obstante, el secretario general ha afirmado que el precio del marfil en el mercado ilegal ha caído significativamente y la caza furtiva de elefantes en África ha disminuido por quinto año consecutivo.
La reserva ha denunciado que los traficantes están equipados con ametralladoras y armas de alta precisión y que los pocos guardias de la reserva, que poseen escopetas, no pueden proteger los 42.000 kilómetros cuadrados de la zona. Este año, solo un cazador ha sido detenido en Niassa, que hace frontera con Tanzania a lo largo de 300 kilómetros.
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