Recibimos una petición de ayuda. En la provincia de León, de inviernos glaciales y veranos calurosos, vivía un perro encadenado a un árbol… desde siempre. Un perro sin nombre. Nosotros le hemos llamado MARCO.
MARCO sobrevivió a base de agua sucia, pan duro y sobras. Su dueño, un cazador jubilado al que regalaron un perro que ya no le servía, hizo lo impensable… se llevó el cachorro a la parte trasera de la casa, donde no lo verían, y lo ató a un árbol solitario. Esa fue la última vez que nadie vió a MARCO.
Al amanecer en el invierno, después de nevadas copiosas, miraban por la ventana con curiosidad para ver si MARCO aún vivía o había muerto durante la tormenta. Luchando contra el dolor y espasmos musculares, MARCO conseguía salir del hielo y la nieve.
El verano era aún peor. MARCO escarbaba en la base del árbol y allí se echaba, con la esperanza de protegerse del sol ardiente. Le picaban garrapatas y pulgas. Las moscas se posaban en él, depositando sus huevos en su piel. Cada verano, MARCO moría un poco…
Después de conversaciones difíciles, presión suave pero firme, el cazador dejó que MARCO viniera con nosotros…
El estado de MARCO es terrible. Tiene anemia, con sangre más clara que el agua, y su piel se ha llevado la peor parte en esta historia. No será fácil deshacer la destrucción generada por CINCO AÑOS DE TORTURA, AISLAMIENTO Y NEGLIGENCIA, pero por fin MARCO está en las mejores manos.
No hay comentarios